viernes, 17 de agosto de 2007

QuiZáS...

¿Cómo es posible

que el absurdo hecho de quemar un trozo de bolsa de supermercado

me haga añorar tiempos peores?

Tiempos...

en los que una tarjeta de crédito y un billete eran
necesariamente complementarios;

Nunca sustitutivos.

Tiempos en los que nunca nada servía para nada,
salvo para no estar:
para no servir.

Muchos momentos memorables y
pocos recuerdos;

Muy pocos.

Y ahora:

con la situación bajo control,

en mi madriguera puedo decir

Hallellujah!!!

En ese mismo momento que pierdo la estela del ser que nunca quise ser,
ahora que reposo felizmente mis agonías y problemas de siempre sobre los dulces pechos de mi nuevamente encarrilada vida es el momento de empezar a dudar sobre todo lo que me rodea.

He de renovar mis votos.

Comprobar su autenticidad;

Arañar la verdad.

Mi verdad.

Y sólo así consiga quizás

(algún día)

dejar de quejarme.