domingo, 23 de diciembre de 2007

KiLLiNg TiMe

      _Bien, ya está; ya nos podemos ir_. La habitación se hallaba repleta de lamparones rojos. Pelé estaba de pié, con su blanco traje de faena puesto, ahora ya totalmente moteado. El sudor recorría su morena (casi negra) frente, abriéndose paso en forma de grandes surcos hasta llegar a su afilada nariz. Lo cierto es que hacía mucho calor aquella tarde; por las grandes cristaleras de aquella gran casa pasaban intensos rayos de luz, que al golpear con los sofás de cuero blanco manchados de sangre, reflectaban un intenso brillo color escarlata.

      Había trozos de lo que antes era un hombre esparcidos por todo el salón; había sido realmente atroz aquella vez, pero a Gala no era eso lo que le inquietaba.

      _Hay una cosa que te tengo que comentar_ dijo Gala en un tono ligeramente tímido.

      _Tú dirás_ contestó Pelé.

      _Verás, no te parece…

      _No sigas, ya hemos hablado de esto cien veces. Mira hija, si no te gusta tu trabajo ya sabes…Además no sé de que te quejas , si nos pagan de puta madre…

      _ ¡¿Y qué?! , ¡si tenemos que matar gente que no nos ha hecho nada!_. Gala, ahora de pié, tiró al suelo el cigarrillo que estaba fumando, con la macabra fortuna de que cayó en un charco de zumo de vida, apagándose rápidamente.

      _A ti no, pero a nuestros jefes sí. Además, ya sé lo que realmente sucede…_ dijo con voz intrigante_. A ti lo que te jode es que disfrutas matando, eres una puta morbosa de mierda. Seguro que hasta te pone cachonda matar.

      _ ¡Ah! ¿sí?_ Gala dio instintivamente un paso atrás. Se sintió tocada en lo más hondo, porque sabía que Pelé tenía razón. Agachó la cabeza, como si estuviera buscando algo en el suelo y luego dijo:

      _ ¿Te parece un buen escenario para follar?

      A Pelé nunca se le habían subido los colores hasta aquel día. Luego de ruborizarse, la miró de arriba abajo: su pelo rubio, su afilada y pálida cara, sus pequeños y firmes pechos bajo su camiseta de trabajo (negra, ajustada y con una frase impresa muy adecuada: “KILLING TIME!”), pantalón negro ajustado que adivinaba todos los secretos de su esquelético cuerpo.

      _ ¿Qué coño miras? Contesta.

      No dijo ni una sola palabra, se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla en la boca y en cuello. Ella respondió a su ataque con una total dejadez y relajación. Cayeron al suelo. Gala empezó a restregar la sangre del marmóreo suelo con su espalda. Pelé le bajó los pantalones y las bragas de un mismo gesto; y enterró su cabeza en el sitio con el que Gala solía pensar siempre, aunque esto él no lo supiera.

      Hicieron el amor durante hora y media. Les dio tiempo a encerar de sangre casi todo el suelo de aquel gran salón; se pusieron también en el tresillo, teniendo que separar la cabeza de su última víctima, un afamado escritor uruguayo afincado en Madrid, Javier Rodríguez, nombrado días antes premio príncipe de Asturias de las letras.

      Una vez acabado el forcejeo sexual, se ducharon por separado (síntoma del enfriamiento de la situación) y decidieron marcharse.

      _Antes de irnos he de decir…_apuntó Gala_ que me gustaría…

      _No digas nada_ Pelé cogió su revolver y le pegó dos tiros en la cabeza. Luego de desplomarse el más febril que nunca cuerpo de Gala, Pelé comenzó a llorar y, temblando, se dirigió la pistola a la boca y lo último que dijo fue un susurro casi inapreciable entre sollozos: killing time!




      28/06/2002; finalizado: 10:10 am

      *NOTA* Constituye un fiel reflejo de mis inquietudes vitales por aquel entonces. Lo que hay es lo que ves...