sábado, 13 de enero de 2007

CoCk-AiNe




Se supone que el grado de patetismo emanado a los demás de uno mismo es directamente proporcional al grado de patetismo que los demás esperan que emanes.

Entonces, el secreto para ser reconocido (o para que al menos se te dé un instante para demostrar que lo que haces también merece respeto) radica en conseguir que la gente se espere algo no muy patético, algo mínimamente aceptable, algo que consiga el SÍ generalizado. O que cale en la gente como una parte irrenunciable de su propio ser, algo ante lo cual no quepa lugar la indiferencia, que guste y aborrezca a partes iguales, que transgreda límites previamente establecidos.

¿Y cómo lograr todo esto y además sentirte dentro de tu propio espectáculo?, a gusto, sin tener que justificar ni un solo detalle de todo lo que tu mente ha pergeñado?

La necesidad del artista de crear un cliché y conseguir una vida en perfecta armonía entre persona y personaje, llegando incluso a pensar que uno ha nacido personaje y se ha ido convirtiendo poco a poco en persona; aunque la evolución temporal auténtica sería persona-pose-persona (véase Robert Smith, Cañita Brava,...) acabando al final por una desintoxicación disfrazada muchas veces de drogadicción, aunque no son las drogas por lo general lo que peor les sienta, si no esa sobredosis de ego (reflejo de la admiración de la gente de la que sólo buscaban aprobación y de la que recogen frutos más sabrosos).

Yo sólo busco encontrarme.

Cada vez que veo a Les Claypool, Lennart Green o Ernesto Sevilla sólo soy capaz de reconocer una cosa en común: perfección inalcanzable. Esa perfección sólo digna del buen artesano que eleva su rutina de escenario a la categoría de arte.

Y me sigo preguntando:¿cuál es la diferencia entre Dave Mustaine y James Hetfield? ¿Cómo saber si tu propia persona apesta a prescindibilidad?

Conclusiones:

1: Nunca des la impresión de tener una existencia patética (todavía no lo he conseguido)
2: Intenta hacerte con la fórmula del éxito (¿que cuál es? tienes el dibujico arriba y el nombre...)
3: Sé más personaje que persona (para eso puedes echar mano de la fórmula mágica: qué coño si a Chenoa le funciona...)
4: Créete un "personaje imprescindible" (es la única forma de empezar a serlo)

En definitiva: Echa tu mierda al escenario y no mires atrás.